miércoles, 25 de julio de 2012

FINALIZACION DE LAS OBRAS DEL CENTRO EDUCATIVO AKSHAY

Queridos amig@s de Akshy,
Estamos felices de  anunciaros que gracias a la última subvención concedida por la Fundación Reale y a otras donaciones privadas, hemos podido terminar las obras del Centro  Educativo Akshay.


Después de 18 meses hemos dado por finalizada la obra del edificio en el cual además de la Escuela Primaria, tienen lugar clases de apoyo para los niños que están estudiando la secundaria, y talleres relacionados con Prevención de la Salud..El espacio además nos da posibilidades a otras futuras actividades que iremos desarrollando poco a poco.

Entrada al Centro de Educación Akshay
Con las nuevas aulas este año fue posible admitir a 60 niños más por lo que abrimos dos clases de pre-nursery.

Clase de Nursery
Hace poco más de 5 años que nació Akshy y nuestros comienzos fueron,alquilando habitaciones en distintas casas, las cuales aunque eran inadecuadas para el estudio debido a la falta de luz, falta de espacio y humedades, pero pudimos comenzar a impartir clases a los niños. Había muchos niños que querían ingresar y que teníamos que rechazar debido al tamaño de las aulas. También surgían nuevas ideas que eran abortadas siempre por esa falta de espacio.

Clase de Pre-nursery
Por ello siempre tuvimos en mente el poder tener un lugar propio y apropiado para poder impartir la enseñanza a los niños de la casta más desfavorecida en India, "Los intocables". 
Realmente era un "sueño" poder tener un edificio propio, en donde hubiera de esta manera una unidad y donde pudieramos desarrollar otras actividades.

Con la construcción del edificio hemos creado un espacio de estudio para los más pequeños para disminuir el analfabetismo, pero además creamos un espacio  para el  aprendizaje en otros muchos campos como son la higiéne, los valores humanos, la dignidad como ser humano (a pesar de pertenecer una casta discriminada), atención médica primaria, ayuda en casos puntuales a personas destituidas como viudas... 

Clase de IV
Nuestra intención es poder ofrecer una ayuda a aquellas personas  más necesitadas....


Cocina
Dar admisión al mayor número de niños posible....



Y todo ello ha sido posible a vuestra confianza en nosotros, a vuestro apoyo, al  trabajo de muchas personas  que han colaborado de forma totalmente desinteresada,que nos han ayudado a conseguir los fondos para la construcción del Centro Educativo Akshay,



Y muy especialmente a la FUNDACION REALE, sin cuyo apoyo este "sueño" nunca hubiera podido ser posible.

¡MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS!

domingo, 8 de julio de 2012

EN PRIMERA PERSONA


Queridos amig@s;
Aquí os envío el relato de Ana de las Heras que estuvo trabajando como voluntaria en el Proyecto Amwan en Bodhgaya este pasado mes de Marzo/Abril.

EN PRIMERA PERSONA

¡Antes de subir al avión, sonó mi teléfono por última vez. Era Cati, una amiga de mi madre que había estado en India y quería despedirse de mí. Todavía recuerdo su frase: “Lo vas a pasar fatal, pero piensa que te va a servir para darte cuenta de la suerte que tienes”. Tenía razón, tengo que reconocer que hubo momentos duros, muy duros, porque no es fácil entender una sociedad con un sistema de castas en el que se tratan peor que si fueran animales, en el que la figura de la mujer está ninguneada y la infancia de los niños se acaba al poco tiempo de empezar a caminar porque desde muy pequeños les toca trabajar y hacer vida de adultos... Pero también tengo que decir que fue maravilloso descubrir la felicidad plena en un lugar en el que todo es picante (y no solo me refiero a la comida). En India todo es picante porque escuece. Todos los días te encuentras con situaciones que huyen de tu lógica occidental y despiertan una extraña emoción que te gustaría guardar en un lugar seguro, en una especie de caja de Pandora que abrir a la vuelta para que todo tu entorno también se contagiara de la gran lección que este viaje te ha regalado: “darte cuenta de la suerte que tienes”.

La aldea de Amwan se sitúa a unos 4 kilómetros de Bodhgaya, una ciudad al noroeste de India que pertenece al estado de Bihar. Se trata de una de las zonas mas empobrecidas del país, que cuenta con el índice de alfabetización y la renta per cápita mas baja de India. La mayoría de la población trabaja en asuntos relacionados con la agricultura puesto que no existe ningún tipo de industria. Una minoría se dedica a las actividades derivadas del turismo, ya que, Bodhgaya es una ciudad de peregrinaje budista. Un lugar Santo para el Budismo porque según su Credo, allí alcanzó la iluminación el príncipe Siddharta, quien habría de convertirse en Buda.

Y en esta pequeña aldea llamada Amwan es donde la ONG Akshy ha puesto en marcha una escuela para ocuparse de la educación, nutrición y salud de los niños de la casta mas baja de India, los llamados Dalits o Intocables.

Según las creencias tradicionales del Hinduismo, cada ser humano se creo a partir de distintas partes del cuerpo de la divinidad de Purusha, de manera que la parte del cuerpo originaria determina el estatus social de cada persona y aspectos como con quién debe casarse o qué trabajo puede realizar. Históricamente los dalits han sido marginados por considerar que no procedían del cuerpo de Purusha y eso les dejaba fuera del sistema de castas. El aislamiento por parte del resto de la comunidad llegaba hasta el punto de que las personas que formaban parte de las castas mas altas evitaban el contacto con sus sombras por considerarlos impuros. En la actualidad, a pesar de que la Constitución india prohíbe el sistema de castas, en las zonas rurales y en la esfera privada sigue existiendo una discriminación atroz contra los llamados intocables.

Mi llegada a la escuela se produjo en una de las celebraciones mas importantes para el Hinduísmo: Holi. Es conocida como la fiesta de los colores, una ocasión para quemar lo viejo, pedir perdón y visitar las casas de familiares y amigos para compartir comida y polvos de colores. A los alumnos les resulto muy curioso que fuera mi primer Holi y celebrarlo con ellos fue muy divertido.


Pero no todo va a ser hablar de fiestas... Durante mi estancia en la escuela me encargué de llevar a cabo un taller de educación ambiental para los alumnos, así como otros talleres educativos. También eché una mano en tareas administrativas.

Enseñar educación ambiental en India, al menos en esta región, es complicado porque se trata de un lugar en el que, por ejemplo, no existe un sistema de recogida de basura y el agua se obtiene directamente de pozos subterráneos, de manera que al ser gratis se considera un recurso ilimitado y no se le da ningún valor a pesar de que en los últimos años determinadas regiones del país (entre ellas Gaya) han sufrido fuertes sequías y restricciones de agua.

Durante los talleres se trataron temas como la importancia de preservar y conservar el agua; la interconectividad entre los seres vivos y los ciclos de la naturaleza; la acción humana sobre el medio ambiente; la importancia de separar y quemar los residuos; y los problemas sanitarios.
Los alumnos de la escuela aprendieron y se divirtieron un montón durante los talleres... Unas clases que no hubieran sido posibles sin la ayuda de sus profesores, ya que, eran ellos los que se encargaban de traducir mis explicaciones de inglés a hindi cuando era necesario. Aunque en muchas ocasiones, sobre todo durante los ratos de juego, el lenguaje de los gestos era capaz de saltarse las barreras de tener idiomas distintos.



Creo que es importante decir que los talleres de educación ambiental no van a quedar en saco roto. Las personas que se encargan de la dirección de la escuela han decidido integrar este tema en su programa educativo, de manera que además de actividades que ya realizan, como una batida semanal para limpiar el entorno de la escuela o encargar a los alumnos el cuidado del jardín (supervisados por el personal de la escuela). Van a dedicar al menos un sábado al mes a desarrollar actividades que tengan que ver con la importancia y el cuidado del medio ambiente.

Y hasta aquí el resumen de lo “profesional” porque quizás te apetezca conocer un poco mas sobre las sonrisas de las fotos que acompañan a este texto... Los niños en la escuela son absolutamente felices y sonríen todo el tiempo porque en realidad es en el único lugar en el que hacen vida de niños. En la escuela de Akshy son admitidos cuando tienen una edad aproximada de cinco años. Y digo aproximada porque los padres no tienen ni la menor idea de cuántos años tienen sus hijos, eso los que tienen padres... Estos niños son capaces de levantarse solos, vestirse solos e ir a la escuela porque ellos quieren. En muchos casos la situación de analfabetismo de sus padres es tal que para que muestren un mínimo de atención hay que, por ejemplo, “penalizarles” con el pago de diez rupias (unos diez céntimos de euro) si el niño no va a la escuela y no avisan del motivo. Pero tampoco hay que buscar culpabilidad en los padres. La situación normal es que tengan muchos hijos y muy seguidos, por lo que las madres se suelen encargar de su cuidado (especialmente de los bebés porque cuando empiezan a caminar son las hermanas mayores quienes se ocupan de los hermanos pequeños) y de las tareas del hogar: cocinar, limpiar, acarrear leña desde el otro lado del río, labores agrícolas, etc. Los padres trabajan fuera de casa, por ejemplo, como conductores de rishaw o en el campo como jornaleros bajo un calor asfixiante y sin ningún tipo de herramienta mecánica. Son trabajos muy duros y al llegar a casa el dolor físico que sienten es tan fuerte que toman alcohol para aliviarlo, como si fuera una “medicina” para poder dormir. Y aquí comienza un nuevo drama porque muchos de los padres (también algunas mujeres) son alcohólicos. Hay casos en los que el problema se agrava hasta llegar al maltrato y muchas madres están demacradas y hartas de sufrir palizas. Incluso algunos niños se asustan o hacen amago de ponerse las manos sobre la cabeza cuando un adulto levanta el brazo. Claro, en su casa, los adultos no levantan el brazo para abrazarles, ni para jugar... Por eso decía al principio que en India todo es picante, porque hay situaciones que escuecen demasiado. Momentos en los que toca respirar profundo para tragarte las lágrimas y asumir que tú no puedes controlarlo todo.

Experiencias como esta te enseñan lo pequeños y grandes que somos los seres humanos, y la suerte que tenemos de haber nacido al otro lado del mundo. Lecciones que te regalan personas como Nirmala, una niña a la que vi llorar porque con trece años y unas notas brillantes tenía que dejar la escuela para casarse. Nunca se me va a olvidar cómo se secaba las lágrimas con su dupata. Nirmala no lo sabe, pero ella me enseñó que nunca debo dejar de luchar por aquello que quiera hacer, que nunca debo dejar de esforzarme por conseguir aquello en lo que creo, porque yo, si tengo la libertad de elegir.

Y entonces llega el momento de regresar a tu parte del mundo, una zona con renta per cápita e índices de alfabetización mas altos. Una zona en la que no deja de escucharse la palabra “crisis” sin que nadie se dé cuenta de que somos torpes al dejarnos llevar por lo material y permitir que nos atrape el tiempo... Te vas con exceso de equipaje por las miles de sonrisas que te han regalado durante tu estancia en la escuela y con ganas de volver a convivir con ellos. Te vas, con la satisfacción del deber cumplido y la paz interior que te da hacer algo por los demás y olvidarte de tu ego por un tiempo... Y sobre todo, te vas, con la sensación de que estos niños tienen mucha suerte de que Akshy se haya cruzado en su vida porque gracias a esta ONG no solo pueden comer saludable una vez al día, o tener atención médica, o aprender a leer y escribir... No solo es eso, estos niños son capaces de hablar en público, de mirar a la cara a los demás, de sentirse dignos. Y han recibido valores que les permiten diferenciar lo que está bien de lo que no, saber y practicar la humildad, la generosidad, el respeto a los demás... valores que en su casa jamás hubieran recibido porque, ojalá, y el analfabetismo significara simplemente no saber leer, ni escribir.

De mi no he contado nada, ni tampoco voy a contar mucho… Supongo que os basta con saber que yo también tuve la suerte de que Akshy se cruzara en mi vida. Conocí la ONG a través de Internet y tras un intercambio de correos decidí preparar el proyecto e irme de voluntaria con ellos. Soy licenciada en biología, de ahí que los talleres fueran sobre el medio ambiente, y hace un par de años decidí “colgar las botas y la bata” para estudiar periodismo, de ahí mi conexión con la Universidad Carlos III.
La experiencia ha merecido tanto la pena que es difícil ponerle palabras. Decía Madre Teresa: “A veces sentimos que lo que hacemos es una gota de agua en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”… ¡Lección aprendida!, muchas gracias.


Ana De las Heras.